El presidente estadounidense Donald Trump ha impuesto aranceles a productos de casi todos los países del mundo. Se ha enfocado en importaciones específicas, incluyendo autos, acero y aluminio. Pero aún no ha terminado. Trump ha prometido imponer fuertes impuestos a las importaciones de productos farmacéuticos, una categoría de productos que en gran medida ha quedado …
Trump propone aranceles de hasta 200% a medicamentos importados

El presidente estadounidense Donald Trump ha impuesto aranceles a productos de casi todos los países del mundo. Se ha enfocado en importaciones específicas, incluyendo autos, acero y aluminio.
Pero aún no ha terminado.
Trump ha prometido imponer fuertes impuestos a las importaciones de productos farmacéuticos, una categoría de productos que en gran medida ha quedado eximida de su guerra comercial. De hecho, durante décadas, los medicamentos importados han podido ingresar a Estados Unidos libres de aranceles.
Eso está comenzando a cambiar. Líderes de Estados Unidos y Europa detallaron recientemente un acuerdo comercial que incluye una tasa arancelaria del 15% sobre algunos bienes europeos que ingresan a Estados Unidos, incluidos los productos farmacéuticos. Trump está amenazando con imponer aranceles del 200% más a los medicamentos fabricados en otros lugares.
“Impacto y asombro”, es como Maytee Pereira de la firma de impuestos y consultoría PwC describe los planes de Trump para los fabricantes de medicamentos. “Esta es una industria que está pasando de cero (aranceles) a la potencialidad del 200%”.
Trump ha prometido a los estadounidenses que reducirá sus costos de medicamentos. Pero imponer aranceles elevados a los productos farmacéuticos corre el riesgo de lograr lo contrario y podría interrumpir cadenas de suministro complejas, sacar del mercado estadounidense medicamentos genéricos baratos fabricados en el extranjero y crear escasez.
“Un arancel perjudicaría a los consumidores sobre todo, ya que sentirían el efecto inflacionario… directamente al pagar por las recetas en la farmacia e indirectamente a través de primas de seguro más altas”, escribió Diederik Stadig, economista de salud de la firma de servicios financieros ING, en un comentario el mes pasado, agregando que los hogares de bajos ingresos y los ancianos sentirán el mayor impacto.
La amenaza surge mientras Trump también presiona a los fabricantes de medicamentos para que bajen los precios en Estados Unidos. Recientemente envió cartas a varias compañías pidiéndoles que desarrollen un plan para comenzar a ofrecer mejores precios en el país.
El mandatario republicano también ha dicho que retrasará los aranceles un año o año y medio, dando a las empresas la oportunidad de acumular medicamentos y trasladar la fabricación a Estados Unidos, algo que algunas ya han comenzado a hacer.
El analista de Leerink Partners, David Risinger, dijo en una nota del 29 de julio que la mayoría de los fabricantes de medicamentos ya han aumentado las importaciones de productos y pueden tener entre seis y 18 meses de inventario en Estados Unidos.
David Windley, analista de Jefferies, dijo en una nota de investigación reciente que los aranceles que entran en vigor hasta la segunda mitad de 2026 podrían sentirse hasta 2027 o 2028 debido a la acumulación de inventarios.
Además, muchos analistas sospechan que Trump se conformará con un arancel mucho menor al 200%. También están esperando ver si alguna política arancelaria incluye una exención para ciertos productos como los medicamentos genéricos de bajo margen.
Aun así, Stadig dice que incluso un gravamen del 25% aumentaría gradualmente los precios de los medicamentos en Estados Unidos entre un 10% y un 14% a medida que se agoten las reservas.
En las últimas décadas, las farmacéuticas han trasladado muchas operaciones al extranjero para aprovechar los menores costos en China e India y las exenciones fiscales en Irlanda y Suiza. Como resultado, el déficit comercial de Estados Unidos en productos medicinales y farmacéuticos es grande: casi 150.000 millones de dólares el año pasado.
La experiencia del COVID-19, cuando los países estaban desesperados por conservar sus propios suministros médicos, subrayó los peligros de depender de otros países en una crisis, especialmente cuando un proveedor clave es el rival geopolítico de Estados Unidos, China.
En abril, la administración comenzó a investigar cómo la importación de medicamentos e ingredientes farmacéuticos afecta la seguridad nacional. La Sección 232 de la Ley de Expansión Comercial de 1962 permite al presidente ordenar aranceles por motivos de seguridad nacional.
Marta Wosińska, analista de políticas de salud en la Institución Brookings, explica que los aranceles juegan un papel en asegurar los suministros médicos de Estados Unidos. Señaló que la administración del expresidente Joe Biden impuso con éxito impuestos a las jeringas extranjeras cuando las importaciones baratas de China amenazaron con sacar del negocio a los productores estadounidenses.
Trump tiene ideas más grandes: quiere que las farmacéuticas regresen a Estados Unidos, señalando que los medicamentos fabricados aquí no enfrentarán sus aranceles.
Las farmacéuticas ya están invirtiendo en Estados Unidos.
El fabricante suizo Roche dijo en abril que invertirá 50,000 millones de dólares en expandir sus operaciones en Estados Unidos. Johnson & Johnson gastará 55,000 millones de dólares dentro de Estados Unidos en los próximos cuatro años. El director general Joaquin Duato indicó recientemente que la compañía tiene como objetivo suministrar medicamentos para el mercado estadounidense completamente desde sitios ubicados allí.
Pero construir una fábrica farmacéutica en Estados Unidos desde cero es costoso y puede llevar varios años.
Y construir en Estados Unidos no necesariamente protegería a un fabricante de medicamentos de los aranceles de Trump, si los impuestos se aplican a los ingredientes importados utilizados en el medicamento. Jacob Jensen, analista de políticas comerciales en el American Action Forum, de tendencia conservadora, señala que “el 97% de los antibióticos, el 92% de los antivirales y el 83% de los medicamentos genéricos más populares contienen al menos un ingrediente activo que se fabrica en el extranjero”.
“La única manera de protegerse verdaderamente de los aranceles sería construir la cadena de suministro de principio a fin en Estados Unidos”, explicó Pereira.
Las compañías de medicamentos de marca tienen márgenes de ganancia altos que les brindan flexibilidad para realizar inversiones y absorber costos a medida que comienzan los aranceles de Trump. Los fabricantes de genéricos, no.
Algunos pueden decidir abandonar el mercado estadounidense en lugar de pagar aranceles. Eso podría resultar disruptivo: los genéricos representan el 92% de las recetas de farmacias minoristas y por correo en Estados Unidos.
Una pausa en la producción en una fábrica en India hace un par de años llevó a una escasez de fármacos de quimioterapia que interrumpió la atención a pacientes con cáncer. “Esos no son mercados muy resilientes”, dijo Wosińska de Brookings. “Si hay un shock, es difícil para ellos recuperarse”.
Ella argumenta que los aranceles por sí solos probablemente no persuadirán a los fabricantes de medicamentos genéricos a construir fábricas en Estados Unidos: probablemente necesitarían financiamiento gubernamental.
“En un mundo ideal, estaríamos fabricando todo lo que es importante solo en Estados Unidos”, dijo Wosińska. “Pero cuesta mucho dinero… Hemos externalizado gran parte de nuestras cadenas de suministro porque queremos tener medicamentos baratos. Si queremos revertir esto, realmente tendríamos que rediseñar nuestro sistema… ¿Cuánto estamos dispuestos a gastar?”.