El incremento se vio impulsado principalmente por la explotación sexual, cuyos casos representan el 73% del total de ganancias ilegales, según la OIT.
El trabajo forzoso en la economía privada está en expansión en el mundo y los traficantes han aumentado en los últimos años los beneficios ilegales que obtienen de este delito, que se elevan a 10 mil dólares por víctima, aunque esta cifra se dispara hasta más de 27 mil dólares por cada caso de explotación sexual comercial.
Esas cifras han podido ser establecidas a través de una investigación realizada por expertos de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) y cuyos resultados han sido difundidos este martes en Ginebra.
A nivel mundial y considerando todos los sectores de la economía privada, el trabajo forzoso genera 236 mil millones de dólares en beneficios anuales, 64 mil millones o un 37% más que hace diez años.
El crecimiento de estas ganancias ilegales se explica por el aumento del número de personas obligadas a trabajar y a aceptar condiciones que, muchas veces sin saberlo, les llevan a caer en redes de traficantes y criminales que se quedan con los salarios que legítimamente les pertenecen.
En el caso de los trabajadores migrantes, el dinero es tomado por los traficantes directamente de las remesas que envían a sus familias en sus países de origen.
Los mayores beneficios también se deben al hecho de que éstos han aumentado por cada víctima, pasando de 8 mil 269 dólares en 2014 (ajustados a la inflación) a 10 mil dólares en la actualidad.
La explotación sexual representa dos tercios (73 %) de todos esos beneficios, a pesar de que las víctimas son el 27% del total.
Eso se debe a la enorme diferencia de beneficios que el crimen organizado obtiene de una víctima de explotación sexual comercial, que superan los 27 mil dólares, frente a los casi 3 mil 700 dólares que obtienen por otras formas de explotación laboral privada.
Entre estas últimas, figuran como las más “rentables” para las mafias el trabajo forzado en el sector industrial (minas, canteras, fábricas y actividades de construcción), en los servicios (restauración, cuidado de personas, transporte y almacenamiento, entre otros) , la agricultura y el trabajo doméstico.
Por regiones, cerca de un tercio de las ganancias ilegales del trabajo forzoso se realizan en Europa y Asia Central (84 mil millones), seguidas de Asia y el Pacífico (62 mil millones), América (52 mil millones), África (20 mil millones) y los países árabes (18 mil millones).
El trabajo forzoso no es, según el estudio de la OIT, un problema tan marginal como se podría pensar, ya que según las últimas cifras globales disponibles, 27.6 millones de personas son víctimas de esta situación, lo que equivale a 3.5 personas por cada mil, de las cuales 23.6 millones o el 85% corresponden a casos en el sector privado.
El resto (3.9 millones de trabajadores forzados) se refiere a trabajo impuesto por un Estado.