En tan sólo tres temporadas dentro de la NFL, el corredor de Chiefs acumula dos títulos de Super Bowl y un tricampeonato en la AFC Cuando el nombre de Isaiah Pacheco apareció en la pantalla en el puesto 251 del Draft 2022, quedaban exactamente 11 selecciones antes de que terminara la ceremonia hoy recordada por …
Isaiah Pacheco, el hombre de Chiefs que no conoce la derrota

En tan sólo tres temporadas dentro de la NFL, el corredor de Chiefs acumula dos títulos de Super Bowl y un tricampeonato en la AFC
Cuando el nombre de Isaiah Pacheco apareció en la pantalla en el puesto 251 del Draft 2022, quedaban exactamente 11 selecciones antes de que terminara la ceremonia hoy recordada por Brock Purdy, quien se llevó el título de Mr. Irrelevant.
Dos años después, la ironía se ha esfumado. Purdy se convirtió en un quarterback estelar con 49ers y Pacheco, ese corredor que casi nadie quería es ahora el motor terrestre del equipo más dominante de la era moderna y además, en su improbable ascenso, no sabe lo que es perder en postemporada.
Desde su llegada a los Chiefs de Kansas City, Pacheco ha jugado nueve partidos de playoffs. Ha ganado los nueve. No importa la defensiva, el estadio o la presión del momento: si Pacheco está en el campo en postemporada, Kansas City no pierde. Y no es un simple espectador de estas victorias: ha sumado 540 yardas y cuatro touchdowns en playoffs, impulsando a su equipo a tres títulos de la AFC y dos Super Bowls.
RARA MEZCLA DE POTENCIA Y DESESPERACIÓN
Con 25 años de edad, su estilo es una rara mezcla de potencia y desesperación. No corre con elegancia ni con la paciencia de los backs clásicos, sino con la urgencia de alguien que parece estar escapando de algo. En cada jugada, se lanza al contacto, buscando cada yarda extra como si su carrera dependiera de ello.
Ahora, con su racha perfecta, el domingo 9 de febrero en Nueva Orleans, Pacheco buscará escribir otro capítulo en su historia. Chiefs enfrenta a Eagles de Filadelfia en el Super Bowl LIX, con la oportunidad de lograr un histórico tricampeonato y extender su dominio en la National Football League (NFL). Para Kansas City, es una dinastía en plena construcción. Para Pacheco, es otra oportunidad de demostrar que nunca debió ser ignorado y seguir homenajeando a sus hermanos fallecidos y sus raíces puertorriqueñas.
UNA VIDA COMPLICADA
Pacheco nació en Vineland, Nueva Jersey, en una familia que lo perdió todo más de una vez. En 2016, su hermano Travoise fue asesinado en un tiroteo. Dos años después, su hermana Celeste también fue víctima de la violencia. A los 18 años, Isaiah ya había cargado un peso que pocos podrían soportar. Pero en lugar de hundirse, encontró en el futbol americano un escape y una misión.
En la preparatoria jugó como quarterback, aunque su estilo nunca fue el de un pasador tradicional. Tenía velocidad, visión y un instinto natural para encontrar espacios. En Rutgers, una universidad sin pedigrí en la NFL, se convirtió en corredor de tiempo completo. No tenía la mejor línea ofensiva ni un esquema que lo beneficiara, pero cada vez que tocaba el balón, corría como si intentara derribar un muro con el pecho.
Sus números fueron decentes: 2,442 yardas y 18 touchdowns en cuatro años, pero no espectaculares. Rutgers era un programa perdido en el fondo de la Big Ten, un equipo que rara vez llamaba la atención nacional. Y con él, Pacheco también pasó casi desapercibido.
Los scouts no lo veían como un corredor estrella. Lo consideraban rápido pero tosco, fuerte, pero descontrolado. En un draft repleto de corredores más pulidos, su agresividad era vista como un defecto. El resultado: cayó hasta la séptima ronda del Draft, elegido sólo unos puestos antes del Mr Irrelevant.
Como ha sucedido en el pasado reciente, Chiefs vio algo en él que los demás ignoraron. Tal vez fue su instinto para atacar los huecos, su resistencia para soportar golpes o su urgencia por demostrar que no era un simple número en el draft. Lo cierto es que, en su primer año, desplazó al corredor titular Clyde Edwards-Helaire y se adueñó de la posición que se coloca detrás de Patrick Mahomes.
No fue un ascenso inmediato, pero desde los primeros entrenamientos quedó claro que Pacheco era diferente. Jugaba cada jugada como si fuera la última. Si un defensivo intentaba derribarlo, él no sólo absorbía el golpe: lo devolvía.
En dos temporadas, ha acumulado 1,765 yardas y 12 touchdowns por tierra, además de 405 yardas y dos TD por recepción. Pero lo que realmente lo ha convertido en una pieza clave es su capacidad para elevar su juego en los momentos más importantes.
Cuando llegan los playoffs y las defensas se vuelven más feroces, Pacheco no retrocede. Es ahí donde brilla. En dos Super Bowls consecutivos, ha corrido para 76 yardas y un touchdown en el LVII, y 59 yardas con otro TD en el LVIII.
Ahora, en su tercera postemporada, tiene la oportunidad de ampliar su legado. Un triunfo sobre Filadelfia lo convertiría en tricampeón del Super Bowl antes de cumplir 26 años.